BUCEO Y ESTANCIAS EN EL MAR ROJO

HURGADA

VACACIONES EN EGIPTO


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Hurgada

Hurgada se encuentra aproximadamente en el centro de la costa africana del Mar Rojo egipcio a 600 km. al sur de El Cairo. Esta pequeña población de origen pescador, cuyo nombre original es Ghardaga, fue hacia los años cincuenta-sesenta la base para los estudios de Eugenia Clark, bióloga americana que tanto contribuyó a la investigación del mundo submarino, y al descubrimiento del Mar Rojo en particular.
La zona de Hurghada podría definirse en : Inmersiones locales y Norte.
Inmersiones locales, son aquellas que se realizan a diario saliendo desde el centro de Buceo hasta el archipiélago de Hurghada que comprende las dos islas de Giftun, la isla de Abu Ramada, Magawish, Umm Gamar, Abu Mingar, Abu Hashish e innumerables arrecifes que afloran a la supercie. A pesar del impacto tanto turístico como por el número buceadores, los fondos de Hurghada si bien no se han protegido tanto como los de Sharm, ,mantienen todavía una increíble vitalidad : la variedad coralina y la gran cantidad de peces pequeños y medianos lo convierten en uno de los destinos más importantes de la costa egipcia.
Salidas y regresos desde Barcelona los Viernes y desde Madrid los Sábados.


Hace ahora exactamente medio siglo, el oceanógrafo francés Jacques Cousteau emprendió su primera expedición a los arrecifes de coral del Mar Rojo. Hoy, el científico Jean Jaubert, a bordo del buque ‘Alcyone’, ha regresado para comprobar el buen estado de las especies coralinas. Dicha expedición de la Sociedad Cousteau ha certificado la buena salud de los corales del Mar Rojo.

Bajo el cristalino azul turquesa de las aguas del Mar Rojo existe un mundo tan silencioso como poblado y colorista. No hace falta alejarse mucho de las playas o sumergirse a grandes profundidades para ver bandadas de peces de muchas formas y tamaños y de vivaces colores amarillos, rosas, verdes, violetas o naranjas. Los peces no pareces asustarse por la presencia de los buceadores; se limitan a esquivarlos y siguen con lo suyo, que, si no fuera por esporádicos mordisquitos aquí o allá, diríase que es el ballet,el mero placer de deslizarse sin rumbo y sin violencia en torno a loa arrecifes de coral. Estos arrecifes, con decenas de especies de corales y de las algas con las que se asocian simbióticamente, constituyen un jardín submarino de una belleza indescriptible, verdaderamente surrealistay fantasmagóri

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